Ser abuelo es sin duda de esos puntos de quiebre en la vida que no pasan desapercibidos. Se trata de una nueva etapa que se abre camino y que como toda novedad, trae consigo nuevos desafíos donde el más grande es disfrutar, desde el rol de abuelos, y con felicidad absoluta de tus nietos.Enterarte que serás abuelo no debe sentirse mayor. Si bien hay abuelos más jóvenes que otros, entender la llegada de los nietos como un renacer ayudará tanto a nuestro espíritu como también enriquecerá el lazo que nos une a ellos. Lógicamente cada persona disfrutará de esta etapa dependiendo de aspectos como su salud, estado físico, edad, vida social… hay abuelos más activos que otros.
Una de las primeras emociones es saber que tu hijo está sintiendo en su propia piel lo que te tocó vivir años atrás. Todos tus sueños, deseos o temores de madre o padre primerizo, ahora los está por vivir tu hijo y es muy importante recordar como te sentías entonces para respetar su espacio, hacerle saber que estás ahí para lo que necesite. Ser abuelos nos recordará cómo fuimos como padres desde el primer instante, pero siempre recordando y no limitando.
Los nietos nacen adorados a sus abuelos. Ser abuelo te convierte en una fuente de inspiración y sabiduría. Un refugio y un lugar que no podrán ocupar nunca ni un padre ni un hermano. Ser abuelo es insustituible. Adorarán escuchar tus historias de antepasados y algunos cuentos inventados. Que los malcríes con alguna golosina «prohibida» y que los vayas a buscar cuando sus papás no pueden. Los abuelos son el punto de encuentro familiar, la excusa de reunión de toda la familia.
Disfrutar de ese rol está en vos, respetando siempre los espacios de los padres, orientando y opinando cuando nos lo piden y por sobre todas las cosas brindándoles a esos segundos hijos todo el amor del mundo como solo un abuelo puede hacerlo.
No en vano existe una frase que dice que «seguramente las dos experiencias más satisfactorias en la vida deben ser convertirse en abuelo y convertirse en nieto».